
El emblemático grupo peruano de cumbia Armonía 10 tomó una medida sin precedentes al presentarse en el estadio Solís García de Lima usando chalecos antibalas, una decisión que refleja la creciente preocupación por la seguridad de los artistas en Perú. La presentación se llevó a cabo el pasado fin de semana, en un espectáculo que duró aproximadamente una hora y en el que los integrantes del grupo desplegaron sus éxitos mientras permanecían protegidos con chalecos bajo sus casacas corporativas.
La medida extrema se da en el contexto de la violencia dirigida hacia bandas musicales. El detonante más reciente fue el ataque sufrido por la agrupación Agua Marina, ocurrido el 8 de octubre de 2025 durante un concierto en el Círculo Militar de Chorrillos. Sicarios dispararon desde la parte trasera del escenario, dejando a cuatro miembros heridos. Este hecho generó alarma en el sector musical y evidenció los riesgos que enfrentan los artistas durante sus presentaciones, especialmente aquellos que pertenecen a grupos de cumbia con gran popularidad en Lima y provincias.

El Grupo Armonía 10 no es ajeno a la violencia. En marzo de 2025, el vocalista de la banda, Paul «El Ruso» Flores, fue asesinado en un ataque armado mientras se dirigía a un concierto. Este hecho provocó una gran conmoción entre los fanáticos y motivó a la agrupación a organizar marchas bajo el lema «No queremos morir», buscando visibilizar la inseguridad que enfrentan los artistas en Perú y la falta de protección durante sus eventos.

La decisión de usar chalecos antibalas generó gran expectativa y comentarios entre el público. Muchos asistentes reconocieron la valentía de los músicos al continuar con su presentación a pesar del peligro evidente, mientras que otros reflexionaron sobre la grave situación de inseguridad en la que se encuentran los artistas de cumbia y otros géneros populares en América Latina. La imagen de los integrantes de Armonía 10 en el escenario, con sus chalecos visibles debajo de la ropa negra, se viralizó rápidamente en redes sociales, generando debates sobre la necesidad de reforzar la seguridad en eventos masivos.
Los especialistas en seguridad han señalado que estos hechos reflejan un problema estructural en Perú: la violencia organizada ha escalado a niveles que incluso afectan espectáculos culturales y musicales. La cumbia, género que concentra a millones de fanáticos en el país, se ha convertido en un blanco frecuente de amenazas, lo que obliga a los artistas a tomar medidas drásticas para protegerse.

Además, la situación ha provocado reacciones de autoridades y organizaciones culturales. Algunos promueven protocolos de seguridad más estrictos, como barreras de protección, revisiones de seguridad previas a los conciertos y presencia policial reforzada, mientras que otros critican que la cultura del miedo esté afectando la realización de espectáculos masivos en el país.
Armonía 10, con esta presentación, envía un mensaje claro: la música continúa a pesar de las amenazas, pero la seguridad de los artistas no puede ser tomada a la ligera. Los seguidores de la banda, así como la prensa local e internacional, destacaron la determinación de los músicos al presentarse con chalecos antibalas y continuar con su espectáculo.
La situación también reabre el debate sobre la violencia en eventos culturales en Latinoamérica, un fenómeno que afecta no solo a los artistas sino también a los asistentes y a toda la industria del entretenimiento. La combinación de fama, dinero y exposición hace que los músicos sean un objetivo vulnerable, y casos como los de Agua Marina y Armonía 10 evidencian la necesidad de políticas de seguridad más efectivas.



